domingo, 6 de septiembre de 2015

Ética y violencia política






Ética y violencia política



  1. Definiciones
    1. Violencia


Para dar un concepto al termino violencia[1], empezaremos diciendo que la vida en si misma no tiene calificación ética, al ser humano se le considera como valor absoluto, por ello se le debe respeto incondicional. La vida es un don y un derecho esencial al ser humano, un valor innegable hacia el cual todo nuestro actuar debe estar orientado.



Etimológicamente hablando la violencia esta relacionada con la fuerza, de ahí que se defina, como un acto de imposición de un hombre hacia otro hombre, un acto contra la libre voluntad. Contrariamente a esta imposición se observa una señal de impotencia y de incapacidad departe del que impone ya que reduce y viola la libertad y dignidad del otro.



De esta forma se concluye que al negar la dignidad a mi prójimo, le estoy negando a Dios el Creador, le niego la igualdad que tienen todos los seres humanos[2]. Siendo la violencia, el desprecio de la vida, existen diversos niveles de violencia y uno de ellos es la violencia política.



    1. Violencia política.


Claro es, que la política es un derecho de la persona, la constitución la regula y la reconoce, también es claro de que este hecho no excluye la posibilidad de que por medio de la política se manifiesten actitudes violentas, como suceden. Estas actitudes violentas suelen manifestarse por ejemplo, en la resistencia a las demandas sociales, económicas, políticas y culturales, en la agudización de las contradicciones sociales, en el sectarismo ideológico y pragmático entre partidos políticos que llevan a situaciones de violencia política o también a la lectura de la realidad que prioriza las opciones político-militares, llamada también violencia revolucionaria.



Esta probado que existe una relación directamente proporcional entre el sistema sociopolítico y la ampliación o disminución de la violencia política en cada nación. Así se puede observar que mientras el sistema tenga mayor efectividad en sus criterios de administrar justicia menor será la producción de violencia política en una nación.



Contrariamente a mayor distanciamiento del sistema frente a las demandas sociales, al orden democrático e indiferencia frente a la corrupción, mayor será la posibilidad de violencia política, pero esta violencia puede ser legitima o ilegitima, para comprenderlas mejor vamos a trabajarlas.     



  1. Tipos de violencia política.

    1. Ética y violencia política que provienen del estado.

      Este tipo de violencia esta sustentada socialmente y se la reconoce como legitima, se la llama también “la coercividad del estado”, así pues, el estado en nombre del bien común, del orden, la seguridad y los bienes jurídicamente protegidos, obliga, prohíbe, reprime, castiga, administra justicia y tiene el monopolio de la coerción. La violencia en este caso es el medio especifico y exclusivo del poder político, pero no es el principal ya que solo se la emplea secundariamente.

      Pero cuando la violencia del estado prescinde del consenso, rebasando sus limites, queda seriamente cuestionada su legitimidad, volviéndose una violencia estatal ilegitima, cuyo marco puede ser ilegal. Esto se puede graficar en el uso constante de la fuerza militar o policial en reemplazo del dialogo, cuando se presentan manifestaciones de descontento con el poder político vigente.

      La expresión mas grave de esta violencia ilegitima se da cuando los organismos del estado, desconocen los derechos y libertades del ciudadano, cuando se implantan las dictaduras, cuando se generaliza la represión en contra de los grupos levantados en armas, cuando no se diferencian a los colaboradores de los sospechosos de terrorismo, dañando así a civiles inocentes, cometiéndose persecución, desapariciones, torturas, asesinatos, etc, hechos que violan flagrantemente los derechos humanos. Estos hechos acarrean rechazo interno y condena internacional.

      Esta violencia ilegitima, que es parte de la violencia estructural, acumulada históricamente, ha hecho mellar la confianza en el estado, a pesar de esto, la sociedad cada vez mas espera que sus autoridades puedan hacer uso legitimo de sus funciones, y se puede administrar realmente justicia, aunque este resulte ser un proceso lento, y necesite de una firme y activa voluntad nacional de transformar el estado.

      La pregunta de rigor es: ¿A que tipo de ética podría corresponder este proceder?

      Según Roy H May[3], existen tres tipos de razonamiento moral y cada una de ellas esta ligada al interés que se pretende satisfacer, cada una depende de la pregunta previa ¿Cuál es el resultado o la meta que se debe lograr? ¿Cuál es la obligación o el deber que se debe cumplir? ¿Qué indica el contexto o la situación para poder asumir una postura ética?, tres preguntas para tres razonamientos morales, el tipo consecuencialista, el tipo no-consecuencialista y el tipo contextualista.

      Según lo que vemos este tipo de violencia refiere a un tipo de razonamiento no-consecuencionalista, “deontológico” por que se interesa en las obligaciones, a pesar de las consecuencias que impliquen esto, este proceder tiene que ver con los deberes y lo que determina la moralidad de una decisión no es el resultado, sino el cumplimiento del deber. Aquí la pregunta que se plantea es ¿Cuál es la obligación o el deber que se debe cumplir? Y la respuesta supuestamente debe estar sucedida por la aplicación de códigos de reglas o imperativos morales, aquí la obligación a cumplir las leyes se convierten en un imperativo categórico, aunque las consecuencias sean contrarias a los propósitos buscados.

      El propósito de este tipo, aparentemente es el de evitar las malas acciones y lograr personas rectas, sin embargo, en la practica este propósito no siempre –en la mayoría de veces- se cumple, por que los fines son relativos a las reglas. El asunto es que la persona aferrada a la ley, se preocupa mas por el cumplimiento de la regla que por su relación inmediata y dinámica con otras personas, así la ética se convierte en actos exteriores a la persona.

      El peligro de este tipo de proceder es que en el excesivo legalismo se pierde la flexibilidad y dinámica, que debe tener cada situación particular, cerrando asi, la posibilidad del análisis frente a una situación dada, este tipo, hace que el proceder se vuelva ahistórico. Sin embargo, la persona no esta determinada a cumplir lo que señala estáticamente la ley, existe la opción de la insurrección cuando las leyes son contrarias al sano juicio.
       
    2. Ética y violencia política que provienen de los organismos políticos legales o jurídicamente protegidos.



Muchas veces los grupos partidarios hacen uso de una acción política antidemocrática, su estructura vertical, confunde la disciplina partidaria, con la intolerancia y el autoritarismo. Para lograr mayores adeptos llegan a utilizar la intimidación y hasta la violencia activa. Estas actitudes comúnmente se dan cuando se esta en elecciones presidenciales o municipales, el discurso político pasa a un segundo plano, y la descalificación moral del contendor político se vuelve un objetivo.



Finalmente cuando se ha conseguido obtener el poder, la pertenencia al partido, se considera un requisito para acceder a empleos y cargos, en otros casos el nepotismo se vuelve una practica común, dándose como resultado los tratos discriminatorios y generándose una actitud de desconfianza en la ciudadanía. Estos hechos hacen que se cuestionen a los partidos políticos como realmente canales democráticos de expresión.



Nuevamente la pregunta de rigor es: ¿A que tipo de ética podría corresponder este proceder? Y la respuesta es clara, esta clase de proceder responde al tipo consecuencialista, caracterizado por su interés en las consecuencias y su pregunta gira en torno a ¿Cuál es el resultado o la meta que se debe lograr? Esta orientado hacia un fin y se le conoce como teleológico y trata de lograr lo bueno como consecuencia de las decisiones o acciones tomadas. El valor moral esta determinado por los resultados o las consecuencias logradas, los medios son secundarios o menos importantes por que son relativos al fin. Este tipo de razonamiento puede ser variado o suplementado y aun integrado por otras formas y estilos, pero siempre en función a ciertos resultados o consecuencias.



El problema que presenta este tipo de razonamiento es que puede ser estático por que no toma la diversidad de culturas y situaciones, ni los momentos históricos. El peligro de reducirse a “el fin justifica los medios”. Puede pensar subjetivamente y querer lograr sus objetivos rápidamente. Puede volverse en un frió calculo matemático perdiendo su rostro humano.



    1. Ética y violencia política que provienen de los grupos alzados en armas y de protesta.

      Este tipo de violencia es la que suspende las reglas del orden social, anula la ley y convierte a los levantados en armas en legisladores. Aunque la constitución señale en algunos casos el uso legitimo “del derecho a la insurgencia” no se debe hacer uso de este, sin observar objetivamente cuales son sus usos y limitaciones.

      Este tipo de proceder es semejante al que hemos expuesto anteriormente, el consecuencialista, sin embargo, no debiera ser así. Hay formas de manifestar la resistencia civil y de ejercer presión democrática sin llegar a hacer uso de practicas terroristas, que atenten contra la vida y la seguridad nacional, que rompen el estado de derecho y el régimen democrático. Cuando este tipo de violencia se impone entonces se agota en si misma y pierde toda cualidad simbólica.

      Sin embargo, este tipo de violencia no se debe despreciar ya que puede reflejar la situación real de la sociedad y puede ameritar un mejor trato de el que se le ha dado comúnmente. En casos así la pregunta de rigor es ¿Qué indica el contexto o la situación para poder asumir una postura ética? O como ha dicho Paul Lehman:

      La pregunta cambia en la koinonía ya no es ¿qué debo hacer? sino ¿que he de hacer? Esto es por que en la koinonía uno siempre esta mas en una situación indicativa que imperativa, el factor deber no desaparece por que permanece en la teoría ética...[4]

      La historia es ambigua por que en ella se presentan situaciones que demandan respuestas diferentes. El tipo de  violencia que proviene de los grupos de protesta se asemeja mas a una ética teleológica, sin embargo, podría tener un mejor motivo, y volverse mas una acción indicativa, contextualista, ya que al optar por hacer frente, a una contingencia histórica, han optando entre una multiplicidad de opciones, que en el parecer del grupo es la mejor. Aunque estos actos impliquen cierto grado de relatividad, ninguna persona podría saber todo lo necesario para hacer frente a una realidad, pues las conclusiones éticas son siempre relativas al conocimiento humano que es parcial incompleto y fragmentado.

      Justamente el tipo contextualista nos permite tomar en cuenta las ambigüedades y situaciones cambiantes que caracterizan la vida y esto tiene que ver mas con relaciones y funciones que con normas y reglas. Este proceder admite riesgo pero se debe tener confianza en su ejecución, por que toda empresa admite un riesgo inevitable. Sin embargo, el relativismo en extremo del tipo contextual puede tornarse en anarquismo ético. También puede tornarse muy subjetivo cuando se depende ampliamente de la persona, por otro lado su mal uso puede llegar a minimizar la realidad objetiva.


III. Enfoque bíblico de la violencia




a. Jehová y la violencia en el A.T.




En el contexto bíblico el termino “violencia” principalmente se usa para describir al opresor, a aquel quien instiga y oprime al débil, las actividades que ejecutaba el ejercito de Israel en sujeción a la actividad divina nunca adquieren este sentido[5].



Aunque el proceder de Jehová en el A.T. pueda parecer ambiguo en algunas ocasiones(contextual), su intención es clara y fuera de dudas, ya que su obrar va contra toda manifestación de injusticia. También debemos tomar en cuenta que esta actitud radical, se ejecutaba en favor del oprimido. Jehová aparece como defensor del oprimido, del huérfano, de la viuda, del pobre etc.



Además, Jehová en esos textos es presentado como un Dios guerrero (los libros históricos principalmente), con un lenguaje propio del tiempo y de la cultura, que intenta manifestar el favoritismo de Jehová para con su pueblo. Esto es importante reconocerlo, por que el fanatismo religioso de este y otros tiempos, ha tomado estos textos para provocar y justificar “cruzadas”, “guerras santas”, “guerras espirituales” etc.



Finalmente hay que señalar que la imagen de Jehová en la Biblia ha ido cambiando gradualmente al transcurrir de la revelación, así paso de Dios guerrero a Dios humilde  y pacifico, que triunfa frente a la violencia, soportándola voluntariamente, como dice el profeta Isaías:



Isaías 53:8Por medio de violencia y de juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará?

Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9     Se dispuso con los impíos su sepultura,

mas con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca, 10Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento.

Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá descendencia, vivirá por largos días



    1. Jesús y la violencia en el N.T.



Conviene tener en cuenta la complejidad del proceder de Jesús (contextualista), su palabra, actos y aun la perspectiva en que se coloca, para no caer en reducciones de su mensaje. Jesús vino a anunciar el reino de Dios, su sola venida, desencadeno una violencia difícil de caracterizar, y esto se debe a la falta de términos apropiados. Mas esta tensión no se deja notar por que El mismo la encubre.



Frente a un orden injusto que no acoge los postulados del reino y peor aun los obstaculiza, Jesús hace notar su protesta valiéndose de su predica y consecuencia (contextualista), ocasionando reacciones entre los conservadores de la ley. Al obrar así Jesús establece una actitud legitima en pro de los intereses del reino (teleológico), a la vez que desarraiga toda actitud contemplativa, indiferente  y de resignación que pudiera tener todo discípulo de Jesús. Esta actitud que confronta la violencia, expresa una posición a un mas radical que la del A:T. Ya que exige el perdón y el amor hacia los enemigos (contextualista). Pablo lo diría así: No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal Rom. 12:21.



Por otro lado Jesús resiste a la tentación de instaurar el reino de Dios por medios violentos (deontológico), lo que El desea es tener seguidores que en ejercicio libre de su propia voluntad hayan optado por los valores del reino(contextualista). Por ello Jesús no busca ninguna medida coactiva para atraer mas adeptos a su movimiento (deontológico). Ni en su mensaje, ni en su proceder cabe el uso de la violencia mas si el desafió impulsivo de ganar al enemigo destruyendo su enemistad (contextualista). ¿Pensáis que he venido para traer paz a la tierra? Os digo: no, sino enemistad. Lucas12:51



En el evangelio no encontramos una ética de la violencia (teleológico), lo principal que nos dice acerca de ella, es que no es necesaria para alcanzar los intereses del reino. Este criterio ético nos empuja a suprimir todo tipo de violencia y aun mas, a desbaratar toda fuente de donde podrían brotar sentimientos de opresión que den lugar a revueltas o levantamientos(contextualista). Esta lógica amerita una total reflexión sobre nuestro contexto, supone crear formas y medios que canalicen las preocupaciones y aflicciones de nuestra sociedad, supone responder con la existencia, las exigencias del evangelio (contextualista). »El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Lucas 11:23



Sin embargo, el apóstol Pablo en Romanos 13 nos plantea una interrogante ¿debemos someternos siempre a las autoridades?(deontológico) Aparentemente así debe de ser, pero hay algunas observaciones que se deben tener en cuenta. El apóstol Pedro en hechos dice: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres[6] (deontológico)y Pablo dice:



16¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia? 17Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmitieron; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia[7].



Ante esto que podemos decir, ¿es absoluta la obediencia a las autoridades? Creo que no, según lo que hemos leído, se obedece a las autoridades por que Dios así lo demanda, no porque su existencia constituya un absoluto. Esto nos recuerda que la autoridad adquiere su legitimidad cuando se deben a sus leyes y las leyes cuando respetan la vida y a Dios (deontológico), así lo vemos en romanos 13.



Es presumible que la sumisión a las autoridades en Romanos 13, lleve consigo una cláusula de recensión. Esto lo digo por que la posición de Pablo en cuanto a las autoridades adquiere un carácter absoluto solo por que Dios las ha impuesto, esto es importante señalarlo, ya que lo que proviene de Dios es bueno y verdadero para el hombre, no obstante las autoridades se legitiman en sus cabales funciones, por que así lo demandan sus leyes.



Es sabido que el imperio Romano y sus leyes distaban mucho de las premisas aquí  establecidas por el apóstol, primero no consentían que el estado este al servicio de Dios, segundo las leyes dadas debieran buscar el bienestar del ser humano, sin embargo, no era del todo así, ya que en la practica eran a la inversa, y tercero, el ejercicio de la coerción legitima del estado, debiera ser para el que viola las leyes y no para el que hace el bien pero esto no se cumplía en su totalidad. Esto solo nos lleva a tener en cuenta el lenguaje retórico del apóstol que es muy común en toda su carta, no se trata de un sometimiento total a las autoridades sino de un llamamiento a la sumisión a Dios tomando en cuenta a las autoridades, por que se comprende que las autoridades impuestas por Dios deben de obrar en justicia y en conformidad a la ley (deontológico). Por tal razón, Romanos 13, se convierte en una queja al sistema y una protesta al imperio.

























CONCLUSIONES





     Por lo presentado en el trabajo se deduce que existen multitud de casos que ameritan una toma de consideraciones en el momento de su confrontación. Aunque en muchos de estos casos la ética represente un segundo paso, se debe tomar en cuenta para el que hacer ético, todo el conocimiento e información al alcance, sea intelectual como experimental.



     Existen numerosas posibilidades en el proceder ético, como hemos visto el ser humano guiado por su formación puede optar por los que le parezca bien. Sin embargo, debemos recordar que nuestra formación y nuestros prejuicios –muchas veces viciados- son los en el fondo nos condicionan para este que hacer. Quizás una forma de librarnos de estos atavíos seria pensando desde el otro, del negado o del mas perjudicado.



     sea como fuere nuestra actitud ética, siempre debe ser obrado como un acto de responsabilidad y salud mental, y ha de ameritar una reflexión previa, tomando en cuenta al otro, para que no deje de ser –nuestra actitud- una simple  actitud egoísta y beneficiosa.

           















Bibliografía





  1. Ceps, Revista contexto, año 6, nº 1-13. lima 1996.
  2. Desco, Violencia y pacificación, Desco y comisión andina de juristas, 1989, talleres gráficos gamacolor 416p. Lima.
  3. Desco, Violencia y política, Tomo I,II, lima
  4. Encuentro Revista, Nº 47,48, 1988 p 234-41, Lima.
  5. Conep, Consulta Nacional sobre la misión de la iglesia, 1987, lima 279p.
  6. Garcia Sayan, Democracia y Violencia en el Perú, cepei, 1988,132p. Lima.
  7. Lehman Paul, Ética en el contexto cristiano, Montevideo, Editorial Alfa,1968.
  8. May Roy, Discernimiento moral en la vida cristiana, San Jose, Costa Rica, UBL. (modulo en ciencias teológicas).
  9. Porras Barnechea, Raul, Los Cronistas del Perú (1528-1650) y otros ensayos, Lima, Editorial e imprenta DESA, Banco de Crédito, 1986.
  10. Van der maat Bruno A. Violencia y Vida, caminos cristianos por la paz, cecycap, Arequipa, 1987, Publicer 189p.
  11. Stob Enrique, reflexiones éticas, Tell, Grand Rapids, 1982, EUA, 260p.
  12. Constitución Política del Perú, 1979.




[1] DESCO, violencia  política, q989, vol, I,II. Lima.
[2] Génesis 1:26,27.
[3] Roy H, May. Discernimiento Moral en la vida cristiana, Lima, UBL, 2004.
[4] Paul Lehman “Ética en el contexto cristiano”
[5] Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998
[6] Hechos 5:29
[7] Romanos 6:15-18

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