Ama y haz lo que quieras

Maldonado Navarrete Nilthon.
Curso: Discernimiento Moral .
Fecha: 10- 05 04.

¿ QUÉ HACER ?

            Decir qué hacer.

            Gira en torno a los conflictos de lealtades, de intereses o de valores.

            ¿ Mentir o traicionar ?

            ¿ Arriesgar o sacrificar ?

            Las variantes de estos dilemas son casi infinitas.

            Hay Emergencias que exigen una repuesta instantánea.

            Mientras uno podría pasarse horas debatiendo argumentos favorables o adversos

antes de tomar siquiera conciencia y cuando ya se tiene la respuesta la decisión ya estará irrevocablemente consumada.

            Esa reacción rápida es la resultante de lo que ese hombre es.

            La larga decisión, prolongada es la agonía de marcha y contramarcha.

            Decisiones menos dramáticas, rutinarias.

             A veces tenemos conciencia de decidir, otras, lo hacemos sin pensarlo.

             Cuando alguien nos pregunta por qué. Entonces, nos damos cuenta que, en resumidas cuentas, tenemos una ética.

             ¿Por qué hacemos esto y no aquello?

             Las repuestas se arraigan en posiciones filosóficas, políticas, religiosas, ideológicas, a su vez, muchas veces buscamos argumentos para defender nuestras decisiones y construimos o adoptamos posiciones que justifiquen nuestra conducta. Y así surgen diversas éticas y diversos sistemas éticos.

             La mayor parte de las respuestas clásicas a estas preguntas se muestran inadecuadas.

1. Mis decisiones y acciones, entran a formar parte de una trama en la que millones de hombres que sufren  las consecuencias.
2. El límite de mi responsabilidad está dado por mi conocimiento de las consecuencias de mis acciones. Al extenderse se amplía la responsabilidad.
3. Esta relación entre conocimientos y responsabilidad no se establecería tan claramente si no tuviéramos posibilidad de cambiar las cosas.

Es posible arbitrar los medios para corregir los efectos de nuestras acciones, a corto, medio o largo plazo, porque “hacer lo mejor que se pueda” significa tomar conciencia de las consecuencias de mis acciones hasta donde me sea posible .

Dios ha dejado ciertas consecuencias en mis manos. Cuanto más sé y más puedo, tanto mayor es la responsabilidad. Hoy  hemos tomado conciencia más clara que nunca antes del carácter social de nuestras decisiones, podemos circunscribir nuestra responsabilidad moral a lo individual..

La comprensión de esta relación constituye uno de los hechos más importantes de nuestra problemática moral actual. Estos solo nos dice que buena  parte de la existencia del hombre está en manos de grupos sociales.

Todas estas cosas, hechas ahora colectivamente, crean nuevas estructuras y problemas éticos en los que la moralidad individual frecuentemente naufraga.

¿Somos responsables?

Las preguntas ¿ qué  es le bien?¿qué es lo malo?

Es cierto que todos los pueblos distinguen entre actos buenos y malos, pero lejos de coincidir casi no hay delito que no sea virtud en otro.

Parece que el piso ha cedido totalmente bajo nuestras convicciones éticas. Cuando el alcance de la acción ética se muestra más complejo, exigente y amplio, cuando más seguros deberíamos estar de lo que hacer, es cuando nos sentimos más importantes y dominados por fuerzas que nos desbordan.

Perplejidad y claridad

La situación que hemos esbozado provoca reacciones muy diversas y hasta opuestas. Algunos han caído en un total relativismo. Todo puede explicarse en términos de la cultura. En realidad, es muy difícil ser totalmente consecuente en algunas posiciónes.

El relativista acomodaticio opera, en la realidad, como una fuerza conservadora, como un defensor, de las “cosas como son”. Puede dirigirse también en la dirección opuesta, una posición crítica.

Pero el ejercicio de esta crítica involucra, a su vez, la aceptación de algunas normas y valores de juicios éticos que permiten, por ejemplo, criticar la esclavitud, el coloniaje, la eliminación sistemática de la población indígena o cualquier otra acción.

La complejidad y amplitud del problema ético ha traído consigo una confusión que fomenta el relativismo.

El relativismo no es una repuesta satisfactoria, se ve obligado a adoptar provisionalmente alguna posición.

En lo que respecta a la conducta, el hombre se ubica realmente tras su palabra.

En cuanto al significado de la vida humana, la ruptura del mito de la “privacidad”.

¿Claridad de los cristianos?

Al menos, contrae dos verdades importantes en la posición del cristiano conservador.

Una es la convicción que, como cristiano, tiene una responsabilidad muy particular frente a la demanda y la confusión ética de nuestro tiempo. Tiene razón el cristiano conservador en repudiar el relativismo, la medida, la meta y el origen de nuestra conducta han sido dados en Jesucristo no podemos dejarnos arrastrar por “cualquier suerte de enseñanza”.

El cristiano conservador tiene razón de insistir en que tanto la seriedad como el compromiso ético pertenecen a la esencia del ser cristiano.

Donde yerra el cristiano conservador, es en creer que ese evangelio de Jesucristo, coincide con las instituciones, en nuestra sociedad. Es cierto que la institución de la familia, han gozado de la influencia del evangelio. Pero también es cierto que son producto de circunstancias históricas han variado a través de los siglos.

Al confundir amabas cosas se comente el doble y grave error de rebajar a Jesucristo al nivel de las instituciones, imperfectas, de elevar a éstas a un lugar de privilegios que sólo aquél corresponde. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Pero precisamente por eso, ninguna otra cosa es eterna o merece ser defendida como tal.

Que quien es eterno (quien, no lo que)ves Jesucristo, el Señor.

El aporte ético del evangelio a la crisis moral no consiste tanto, ni fundamentalmente, en principios, instituciones o leyes nuevas como en un hombre nuevo.

Es una nueva humanidad no penetra en la historia por medio de leyes o instituciones sino mediante un mensaje que engendra sin cesar vida nueva y mediante una comunidad , una orientación total radicalmente cambiada.

A una nueva calidad de vida humana, una forma renovada de ser hombre en comunidad.